“La CVL haría referencia a un conjunto de estrategias de cambio con objeto de optimizar las organizaciones, los métodos de gerencia y/o los puestos de trabajo,
mediante la mejora de las habilidades y aptitudes de los trabajadores, fomentando trabajos más estimulantes y satisfactorios y traspasando poder, responsabilidad
y autonomía a los niveles inferiores”. De la Poza, (1988).
Todas las empresas deberían contar con un programa de CVL, en el que basándose en los objetivos y recursos que la propia organización posee, se desarrolle una actividad por parte del departamento de RRHH que vele por los beneficios que puede generar la empresa en el trabajador.
Muchas empresas ven a los trabajadores únicamente como números, recursos que únicamente le sirven al empresario como medio para un fin: ganar dinero. Estas empresas únicamente se preocupan de que el trabajador tenga una mesa, una silla y un ordenador en el que puedan desarrollar su jornada y luego marcharse a su casa.
Sin embargo, los trabajadores no son solo eso. Son personas, no máquinas. Son seres que piensan y sienten, y que necesitan de estímulos para rendir al máximo. Por ello, cada vez más empresas dedican una parte del departamento de RRHH a generar programas de CVL que puedan llevarse a cabo y así mejorar no solo la actitud del trabajador hacia la empresa, sino también la productividad, generando de esta manera más beneficios para la misma.
Este tipo de políticas deben contemplar todo aquello que rodea al trabajador, y deberán atender a los siguientes puntos, entre otros:
- Una buena política de Preveción de Riesgos Laborales, en la que se minimice la posibilidad de que el trabajador sufra un accidente de trabajo o enfermedad laboral.
- La habilitación de un espacio de trabajo en el que pueda desarrollar sus funciones satisfactoriamente.
- Contar con recursos y medios adecuados para la buena ejecución del trabajo.
- Proporcionar un salario acorde con lo aportado en el día a día, premiando los esfuerzos realizados, y un puesto de trabajo estable que no genere estrés o incertidumbre en el trabajador.
- Ofrecer ascensos y promociones cuando queden disponibles vacantes.
- Facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, ofreciendo horarios flexibles y turnos de trabajo.
Invertir en CVL implica un sinfín de beneficios. La empresa elevará su productividad y rentabilidad, aumentará el compromiso organizacional y la motivación de sus trabajadores, ayudará a captar y retener el talento, disminuirá los índices de absentismo, y mejorará la imagen de la misma frente a terceros. Pero como hemos dicho, los trabajadores no son solo números, y estos programas no se crean solo para el beneficio de la empresa. el trabajador aumentará su satisfacción en el desarrollo de sus tareas, reducrá el nivel de conflicto que pueda surgir entre la vida laboral y familiar, aumentarán su motivación, rendimiento y habilidades, y desarrollará su potencial y creatividad.
Por ello, una buena planificación de CVL es imprescindible para el buen desarrollo de la actividad de la empresa y supondrá que los trabajadores acudan a su puesto de trabajo con la mejor actitud posible para afrontar el día a día.
Como habéis dicho los trabajadores no son solo números, y la gestión de calidad de vida laboral es una buena forma de incrementar la satisfacción de los trabajadores en su puesto de trabajo, su compromiso con la organización, su productividad y por ende el beneficio de la empresa.
ResponderEliminarpor lo tanto es beneficioso para ambas partes
un saludo
Totalmente de acuerdo. Siempre tratamos de ver una empresa como los beneficios para el empresario separados de los que puedan tener los trabajadores, pero creo que están íntimamente relacionados como apuntas y todas las empresas deberían tenerlo en cuenta.
ResponderEliminar¡Gracias por comentar!