En los últimos tiempos estamos siendo testigos de una ola incontrolable de abusos y agresiones sexuales. Todos los días es posible encontrar noticias nuevas al respecto en cualquier parte del mundo. Es un tema aterrador y mucho se podría decir al respecto, no obstante, me veo en la obligación de centrar este texto en los ilícitos cometidos en el ámbito laboral. Y, para ello, traigo a colación el último escándalo sexual protagonizado por la filial británica de Oxfam Intermón en Haití.
Por contextualizar un poco, Oxfam Intermón (en adelante, Oxfam) es una ONG que interviene a nivel mundial con el objetivo de combatir la pobreza y actuar ante situaciones de emergencia. De hecho, su lema es “cambiamos vidas que cambian vidas”.
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Imagen extraída de la págína oficial de Oxfam Intermon |
Aunque, tal vez, habría que preguntárselo a las mujeres y niñas que han sido víctimas de abusos y agresiones sexuales por parte de algunos miembros de la organización. Las denuncias y testimonios que hoy salen a la luz se produjeron en la isla caribeña de Haití en el año 2011, momento en que Oxfam tenía presencia en el país como promotor de una acción humanitaria que se estaba desarrollando tras el terremoto que dio lugar a una tragedia devastadora, dejando al país desolado por los daños ocasionados. A pesar de haber transcurrido 7 años, Haití no ha conseguido recuperarse de la catástrofe.
Lo que parecía ser un escándalo puntual y alejado del control de la organización ha resultado ser la punta del iceberg. Los casos destapados en Oxfam han servido de conducto para arrojar luz a una confabulación de casos de violencia machista en diferentes ONG que, además, han sido respaldados por las propias organizaciones a pesar de conocer los hechos con anterioridad, según apuntan los primeros indicios de la investigación.
¿Esto quiere decir que reina la doble moral en las organizaciones humanitarias? Me atrevería a afirmar que así es.
Los hechos han consistido en celebrar diferentes orgías con prostitutas por parte de directivos y cooperantes de la filial británica de Oxfam, además de revelarse centenares de casos de violaciones y acoso sexual, donde no se descarta la participación de menores. Un sinfín de conductas sexuales inapropiadas llevadas a cabo en el seno de situaciones de necesidad y desamparo, que dejan gravemente en evidencia el Código Ético de la organización.
Habida cuenta de lo que precede, no cabe duda de que rige una cultura machista con la que se anula la calidad de la vida laboral de los muchos trabajadores que ofrecen sus servicios conforme a unos valores y creencias. He aquí un asunto importante a tratar, puesto que los valores humanos, propios e inherentes a cada persona, son uno de los principales aspectos motivacionales.
Es necesario que los valores personales sean congruentes con los valores laborales, en este caso, con los de las organizaciones no gubernamentales. Por lo tanto, esta conexión de valores se ha visto truncada para todas aquellas personas que confiaban en la organización, en lo que hacían y para quién lo hacían. A partir de este momento, su satisfacción y su rendimiento laboral pueden verse realmente afectados.
En este sentido, Oxfam se está abriendo para hacer un verdadero lavado de imagen e importantes cambios estructurales dentro de la organización. Una especie de recálculo que, aunque con ello no repara el daño ocasionado a tantas mujeres víctimas del terremoto de Haití (y de estos comportamientos intolerables), sí puede ser el principio del fin para evitar que vuelva a ocurrir a corto y largo plazo, puesto que desde la Administración y Gerencia de Oxfam se espera que el escándalo sirva “para mejorar y aumentar los protocolos de prevención, denuncia, detección y respuesta”.
Para ello se han tomado medidas “drásticas” para actuar de forma más contundente contra el acoso y el abuso sexual. Han tenido lugar despidos, dimisiones y detenciones policiales. Han sido “desterrados” de Haití hasta que finalice la investigación y se han registrado más de 1000 bajas de socios en Oxfam. Con todo ello, se muestran colaboradores y facilitan datos, han enviado correos de disculpa a los socios, miembros y trabajadores de la entidad y han dado múltiples explicaciones ante el Parlamento británico, conocido por su escrupulosa formalidad.
Oxfam intenta mostrar que da la cara a la sociedad en vez de utilizar la cultura del ocultamiento y la negación, es más, quieren que se acoja como un mérito o un comportamiento a valorar, pero creo firmemente que es lo mínimo que deberían hacer, es su obligación como organismo y, por tanto, no es algo que merezca un reconocimiento extraordinario.
Hasta la fecha, se ha hablado de lo que van a hacer estructuralmente, pero se desconoce cómo van a abordar institucionalmente la revictimización y atender las secuelas que estas situaciones dejan, puesto que “la voz de las mujeres víctimas, su historia, tan importante en la defensa de los derechos humanos, permanece callada” (palabras de Violeta Assiego, activista de DDHH y abogada, además de colaboradora de diferentes medios de comunicación).
A continuación presento un vídeo en el que se muestra una entrevista realizada en Plantea Futuro a Pilar Orenes, Directora de Personas y Organización en Oxfam Intermon, por lo que es responsable de la gestión de Recursos Humanos:
“Las raíces del machismo y del patriarcado no entienden el altruismo y la solidaridad como barreras que por sí solas sirvan para frenar su voracidad. Ninguna estructura está exenta de ser patriarcal sino se toman medidas activas y contundentes para evitarlo” (Violeta Assiego).
¡Muchas gracias por leernos!
Si es de tu interés ampliar tu información al respecto, se han utilizado las siguientes páginas de consulta:
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