La artrosis es una enfermedad degenerativa que incide en los
huesos y que comienza por la destrucción o pérdida gradual del cartílago
articular, y que no sólo se ve afectada la superficie articular cartilaginosa,
sino también todo el complejo articular: Ligamentos, tendones y hueso. El
cartílago articular tiene como función amortizar las fuerzas en los extremos de
los huesos y al ser un material con bajo coeficiente de rozamiento también
permite el desplazamiento de los huesos entre sí, disminuyendo el desgaste de
la articulación.
Según la Sociedad Española de Reumatología alrededor de 6
millones de españoles padecen artrosis, es decir, alrededor de un 16% de la
población. La artrosis suele afectar fundamentalmente a rodillas, cadera y
manos, y los síntomas son: Dolor en la articulación, entumecimiento o
hinchazón, rigidez y crepitación en las articulaciones. Estos padecimientos
suponen relevantes problemas a la hora de desempeñar determinados puestos de
trabajo, puesto que no todos requieren la misma movilidad, así pues para
aquellas personas que sufran artrosis y que ésta se localice en las manos, los
trabajos manuales como envasado, empaquetado, labores de carpintería,
etcétera., supondrán un esfuerzo mayor que cualquier otro tipo de trabajo. Lo
mismo le ocurrirá a un trabajador que sufra artrosis en las rodillas y que
realice trabajos en los que esté obligado a flexionar las mismas repetidas
veces o subir y bajar escaleras, o aquel trabajador que permanezca sentado
durante largas horas en el mismo puesto de trabajo sin posibilidad de moverse.
Para estos trabajadores supone un gran problema conciliar su estado de salud en
relación al puesto de trabajo que ocupan, y en la mayor parte de los casos
acaban finalizando su contrato laboral o solicitando una incapacidad laboral.
Los expertos señalan que puede mejorarse la calidad de vida
laboral para los enfermos de artrosis con pequeños gestos. Si la posición de
trabajo es de pie, se disminuirá la tensión discal lumbar si se ponen los pies
en “apertura ligera”, y se controla que la superficie de trabajo tenga la
altura adecuada, de tal manera que permita apoyar las manos, permaneciendo los
codos flexionados a 90º. Es importante que la superficie en la que se trabaja
permanezca lo más cerca posible al cuerpo para evitar arquear la espalda lo
máximo posible. Si se va a levantar objetos, se aconseja que éstos no superen
un cierto peso y si la artrosis afecta a la cadera se señala la importancia de
evitar flexionar la espalda y juntar los pies. Si el trabajo se realiza
sentado, se recomienda hacer descansos cada 45 minutos para estirar las
articulaciones y mantener una higiene postural adecuada mientras se está
sentado.
Por otro lado, si el desarrollo del trabajo presenta
barreras insuperables para el trabajador que padece un tipo de artrosis
determinada, se aboga por intentar cambiar las funciones de dicho trabajador,
valorando la posibilidad de una movilidad funcional si así lo permiten las
circunstancias empresariales.
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