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La casi inexistente adecuada CVL de las actrices porno

Por Ana Belén González - 30 marzo

Desde la web Business Pundit se afirma que la industria pornográfica mueve anualmente casi 100.000 millones de dólares, colocándola entre las diez industrias que más dinero recaudan a nivel global. Lógico sería que un sector que tanto dinero recopila, pagara y ofreciera a sus trabajadores unas condiciones de trabajo acorde con esas cantidades. Sin embargo, han sido muchos los actores y actrices que han denunciado las condiciones en la que desarrollan sus escenas.

Sus declaraciones han cobrado una mayor importancia en los últimos meses, especialmente tras la muerte de cinco actrices del cine adulto casi continuas (desde noviembre de 2017 hasta enero de 2018) y en situaciones envueltas de polémica: sobredosis, suicidio y circunstancias extrañas de las que poco se ha investigado y aclarado. Todo esto nos lleva a cuestionarnos si, verdaderamente, los performes de estas escenas y, especialmente, las mujeres que se dedican a ello, tienen una adecuada CVL, pues, al fin y al cabo, desempeñan un trabajo como cualquier otra persona. 

Como se ha indicado anteriormente, esta industria mueve una gran cantidad de dinero anualmente, pero las adecuadas condiciones de trabajo son más bien inexistentes. El trabajo de actriz porno no tiene estabilidad, desconocen cuál será la siguiente escena que rodarán produciéndose, a su vez, un desequilibrio en sus ingresos, que muchas veces reciben “en negro”. Además, esta industria carece de protección jurídica pues, en España, a diferencia de otros países, no tiene una regulación que exija a la productora examinar a sus actores y actrices para evitar el contagio de ETS. Si bien se les exige a los actores para poder ejercer la entrega de un documento expedido por profesional donde se indique la ausencia de este tipo de enfermedades, nada impide que la información que contiene sea falsa. Cabe destacar que, ese certificado es pagado por los propios trabajadores, lo que aumenta la posibilidad de falsedad de la información. 


La ausencia de regulación también afecta a su salario, fijado por el director o la productora. Tampoco se establecen unas condiciones laborales mínimas ni se garantizan unos mínimos sanitarios. Además, este trabajo está totalmente precarizado y en él se explota y utiliza a la mujer como un mero objeto sexual o de placer. Tal es el punto de explotación e instrumentalización de la mujer que, en ocasiones, según cuentan algunas mujeres que han sido obligadas a prostituirse y ejercer como actriz porno, las escenas han continuado grabándose aun habiendo sufrido una fractura o fisura en algún miembro o extremidad o, incluso, habiendo perdido el conocimiento por la brusquedad de la escena.

No se trata de declaraciones exageradas. Actrices de renombre en esta industria como Shelley Lubben, Asia Carrera o Crissy Moran han denunciado el mal trato que se tiene como mujer en esta industria: algunas han sido violadas, coaccionadas a rodar determinadas escenas, agredidas verbal y físicamente en los rodajes u obligadas a ejercer la prostitución pero callan por el miedo a ser ignoradas, a ser echadas de la industria y no poder hacer frente a pagos cotidianos.

La captación por los productores de actrices pertenecientes a esta industria se lleva a cabo en ambientes pobres y marginales que les permite aprovecharse de la situación. Les hacen promesas falsas para captarlas en las que ellas ven una forma fácil de ganar dinero y salir de la situación en la que se encuentran. Pero la realidad a la que se someten es completamente distinta de la prometida hasta el punto de que, a veces, bajo la amenaza y la coacción, se les obliga a grabar escenas de sexo real a las que ellas, consecuencia de la presión, de estar rodeadas de una gran cantidad de hombres que ejercer una gran influencia e impide la negativa de la actriz. 


Puede parecer una forma fácil de ganar dinero, tal y como afirman algunas de las actrices porno entrevistadas para el documental After Porn Ends, pero la dureza de la calidad de vida laboral pasa factura, especialmente cuando se quiere dejar ese mundo. Las entrevistadas afirman haber tenido que recurrir a psicólogos para superar la presión, el acoso y la influencia negativa que ha tenido pertenecer a ese mundo al iniciar una nueva etapa, alejadas de ese mundo (no se les contrata en determinadas empresas por la mala imagen que pueden dar, los fans saben dónde viven, les acosan y amenazan, etc.). Salir de la industria pornográfica les ha hecho aprender grandes lecciones y, también, les ha hecho comprender que aunque ganaban dinero con su cuerpo, las condiciones a las que se les sometía eran mucho más duras que la recompensa económica. 

En definitiva, la industria del porno no ofrece condiciones de trabajo garanticen una adecuada calidad de vida laboral, ni para los actores ni, mucho menos, para las actrices, a quienes se trata como un mero objeto sexual, un instrumento de placer. La industria pornográfica y la calidad de vida laboral que ofrece a sus empleadas, hace entender que las mujeres tienden al placer a través del maltrato, del abuso y la violación, de la humillación, de la violencia física y verbal contra ellas. 

¿Por qué la pornografía no hace entender eso de los hombres?, ¿Por qué a los actores porno, ofreciéndose las mismas condiciones de precariedad en el trabajo, no se les precariza tanto la calidad de vida laboral?, ¿De verdad creemos que las actrices porno tienen una calidad de vida maravillosa como se hace pensar?, ¿No crees que necesitamos unas normas que proteja a los trabajadores de este sector, después de movilizar tan altas cantidades de dinero?


Si quieres más información sobre las declaraciones de actrices y actores pertenecientes a esta industria o saber más sobre las consecuencias que tiene la pornografía en la CVL de la mujer, puedes consultar los siguientes enlaces:

Álvarez-Villar, B. (13 de febrero de 2018). www.abc.es. Recuperado el 25 de marzo de 2018, de www.abc.es: http://www.abc.es/play/cine/noticias/abci-infierno-actrices-porno-precariedad-y-discriminacion-pasan-factura-cine-erotico-201802130147_noticia_amp.html

Crosson, L. (5 de Junio de 2016). Prostitution: Living in the Danger Zone. (F. Sporenda, Entrevistador)

G. Barbero, I. (9 de junio de 2016). Culturamas. Recuperado el 25 de marzo de 2018, de Culturamas: http://www.culturamas.es/blog/2016/06/09/andrea-dworkin-la-razon-por-la-cual-la-pornografia-importa-a-las-feministas/

Radfeminismo en español. (septiembre de 2017). Recuperado el 25 de marzo de 2018, de Radfeminismo en español: https://nottthefunkind.wordpress.com/2017/09/29/pornografia-y-derechos-civiles-de-las-mujeres/amp/?__twitter_impression=true

Wagoner, B. (Dirección). (2012). After Porn Ends [Película].

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