La actividad preventiva en las organizaciones es, o, al menos, debería ser, uno de los pilares más importantes que permite a los trabajadores desarrollar su actividad laboral confiando en la empresa; el trabajador desempeñará su puesto con la mayor diligencia para alcanzar los objetivos empresariales planteados y, a cambio, la organización velará, de la forma más adecuada, por su salud, seguridad e integridad física. 

Ahí radica, por tanto, la importancia de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL) como factor determinante de la CVL. Si el trabajador siente que la empresa vela por su seguridad, se sentirá más considerado por la organización y sus directivos, lo cual, como ya sabemos, tiene importantes consecuencias positivas en los niveles productivos de la empresa. Tal conclusión es conocida por las empresas que, para fomentarla, incluyen en su cultura organizacional una política de salud y seguridad, como ha hecho Gas Natural Fenosa, de la que ya se ha hablado anteriormente.

Sin embargo, a pesar de la importancia del cumplimiento de la Ley de Prevención de  Riesgos Laborales para aumentar la CVL y, consecuentemente, incrementar factores que inciden en la obtención de buenos resultados empresariales, las organizaciones no siempre llevan a cabo su actividad de acuerdo con la normativa. Este incumplimiento se traduce en el elevado número de accidentes de trabajo que sufren los empleados, si bien, es necesario destacar, que no todos son debidos a incumplimientos empresariales pues, algunos se producen por imprudencias del trabajador, que se expone al riesgo sin los medios necesarios para combatirlo, y, en otras ocasiones, los accidentes son in itinere, es decir, de camino al trabajo, sin culpa del empresario. Es destacable y, por ello se ha comentado en otra entrada, la influencia que estos desplazamientos tienen en la percepción de la CVL, independientemente de que ocurra o no en ellos un accidente. 

El número de accidentes de trabajo es un problema que viene de largo, pues, a través de los diversos informes que se han realizado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, se ha podido inferir, como conclusión, que el año 2017 supuso el quinto año consecutivo de aumento ininterrumpido de la siniestralidad laboral y, en este nuevo año, no parece que las circunstancias vayan a cambiar mucho, ya que enero de 2018 se saldó con 52 trabajadores fallecidos, diez más que en el año anterior. Para evitar que se continúe el incremento de accidentes laborales y, así, reducir el número de siniestros laborales, se ha incrementado la actividad de la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social que, por otro lado, pondrá un especial énfasis en los falsos autónomos –de los que ya se ha hablado– y en la brecha salarial. Este organismo trata de velar por el cumplimiento de la normativa preventiva por parte de las organizaciones y conseguir disminuir y prevenir nuevos accidentes, trata de enseñar a los empresarios la importancia de la prevención a través de la imposición de sanciones económicas de tal calibre que ha permitido, entre 2011 y 2017, la recaudación de más de 2.000 millones de euros.

Por otro lado, diversos miembros del Gobierno de distinto nivel como, por ejemplo, el Consejero de Empleo de León, Carlos Fernández Carriedo, han destacado la importancia de educar en prevención a los estudiantes; es decir, han señalado la trascendencia que tiene tener interiorizado todo lo relativo a la salud y los riesgos laborales antes del inicio de la actividad laboral: los estudiantes son los futuros empresarios y trabajadores, son quienes deberán aplicar la normativa preventiva y a quienes se les aplicará, por ello, es necesario tener un cierto conocimiento de qué tipo de acciones constituyen una infracción, qué diligencia como empleador y empleado se le exigirá en el desarrollo dela actividad preventiva y qué es necesario para disminuir al máximo posible las tasas de siniestralidad.