En publicaciones anteriores, la coautora del Blog Natalia Rodríguez nos habló sobre El derecho a la desconexión digital (te recomiendo que pulses “click”, es una lectura muy recomendada). Pero nos gustaría dedicar este post a detallar cómo afecta al trabajador y cuáles son sus vías de escape. 

Ponte en situación: es jueves a las 23h, estás tranquilamente en el sofá, planeando tu fin de semana con uno de tus grupos de Whatsapp y tu jefe te escribe para decirte que algo falla en el Informe que le has entregado. Y eso no es todo, entras al correo para comprobar lo que tu jefe te está reclamando y justo te llegan dos correos de dos clientes a quienes deberías contestar con urgencia… ¡Vaya fake! En cuestión de momentos te has visto envuelto en una espiral de mensajes, peticiones y exigencias a las que te debes enfrentar, incluso después de haber superado ya tu jornada laboral. 

El trabajo se ha vuelto aditivo, vivimos completamente enganchados y no es fácil desconectar. Las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación han propiciado que esto sea posible. 

Un estudio de Randstad, realizado en 2017, revela que un 39% de los trabajadores se mantienen conectados con la empresa fuera de su horario laboral por iniciativa propia, mientras que un 56% admite que sus superiores esperan que esté disponible, ya sea por teléfono o por correo electrónico. 

En la mayoría de los casos se produce en el seno de una relación de confianza y en la que se tienen las expectativas bien delimitadas. Pero no deja de ser un abuso laboral. Los trabajadores ya pasan 8 horas diarias en sus respectivos trabajos, en algunos casos incluso más; dedican su tiempo y esfuerzo a realizar sus funciones de la mejor manera posible y, aun así, la última hora se hace eterna, las agujas del reloj no pasan y cuando llega la hora, lo último que uno espera es que sus jefes, compañeros o clientes sigan taladrándole con asuntos de trabajo. 

Simplemente es una cuestión de decisión personal y moral. En lo que respecta al empresario sería conveniente distinguir las cuestiones verdaderamente importantes de las que no lo son, con el fin de no entorpecer el descanso de ningún trabajador. 

Tras las polémicas que ha desencadenado la Ley gala, los sindicatos españoles se han manifestado y, entre otras cosas, han dicho que no ven clara la posibilidad de implantar una ley similar en España. Concretamente, Juan Carlos Casanovas, responsable de negociación colectiva de CCOO declara que “con lo complicado que es abordar la negociación de convenios con las empresas desde la última reforma laboral, asuntos como este pasan directamente a último plano”. 

- ¿Cómo afecta emocional y psíquicamente al trabajador?

Distanciarse mentalmente del entorno laboral se vincula directamente con el bienestar del trabajador. La disponibilidad total no es sana ni producente para el trabajador. La atención constante y duradera en el tiempo disminuye los niveles de energía, potencia el bajo estado de ánimo y aumenta el nivel de estrés. 

Carlos García Miranda considera que lo peor de no poder desconectar del trabajo por culpa de las tecnologías no es el trabajo en sí, si no que es la “incertidumbre ante la posibilidad de que en cualquier momento pueda caer un aviso para que haya que ponerse a ello” 

Está expectación genera inseguridad y evita que el trabajador pueda disfrutar de sus momentos de personales, de ocio y tranquilidad. Inevitablemente, esta sensación de inseguridad y frustración puede desencadenar una grave falta de satisfacción laboral. Es más, la cadena de infortunios surgidos de la falta de desconexión digital, continúa:

Si el trabajador no desconecta, no descansa la mente. Si no descansa la mente, no rinde de igual forma a la hora de realizar sus funciones en el trabajo. Si no es productivo, eficaz y eficiente, el jefe seguirá reclamándole mejoras fuera del horario laboral con el fin de subsanar los errores. Y así, sucesivamente. Todo ello podría acarrear graves consecuencias para la salud y bienestar del trabajador. 

- ¿Cómo evitar esta situación?

Psicólogos y expertos en RRHH, como Ángela Arenas y Rocío Sánchez nos dan las claves para evitar que el jefe nos moleste fuera del horario de trabajo:

1. Ser sinceros. Al fin y al cabo, tu jefe es una persona con la que vas a tener que lidiar diariamente y es importante establecer las líneas de actuación. Esto puede ayudar a conoceros más, a construir una esfera de confianza y a mejorar la comunicación entre vosotros. 

2. Utilizar dos teléfonos. Disponer de un teléfono para uso familiar y otro para uso laboral deja claro que fuera del horario laboral, cuando el teléfono de contacto está apagado, no va a haber forma de contactar contigo y lo que sea que ocurra va a poder esperar a que empiece tu siguiente jornada. 

3. Mentir y excusarte por no haber atendido las llamadas o mensajes. Desde luego, es la opción menos recomendable y la que más problemas puede acarrear, porque al final tu jefe perderá confianza en ti. 

En definitiva, lo fundamental es establecer previas vías de comunicación con la empresa, siendo conscientes ambas partes de que hacer uso constante del móvil o el correo para asuntos laborales perjudica tanto a la empresa como al trabajador. 

¿Y tú cómo reaccionarías? ¡Cuéntanoslo! 

Fuentes:

DAVID BRUNAT (2017). El Confidencial: ¿Ignorar un correo de tu jefe fuera de la jornada laboral? En España, mejor olvidarse. 

https://www.elconfidencial.com/empleo/2017-01-06/horario-laboral-desconexion_1312240/

Blue BBVA (2018). ¿Un mensaje de WhatsApp de tu jefe fuera del horario laboral?

https://www.bluebbva.com/2016/11/un-mensaje-de-whatsapp-de-tu-jefe-fuera-del-horario-laboral-ponle-remedio.asp