Diversidad funcional: ¿un obstáculo para acceder al mundo laboral sin merma de derechos?

Por Ana Belén González - 12 febrero

Hace unos meses, la revista European Scientific Journal publicaba un artículo en el que se analizaba la contratación y los factores o barreras que impiden la misma en relación con el colectivo de personas con discapacidad, también denominadas personas con diversidad funcional. Si bien es cierto que el artículo se aborda en Tenerife, los resultados obtenidos pueden ser extrapolados al panorama nacional, pues el problema de la contratación de este colectivo se da en todo el territorio y no solo en la isla canaria.

Todos podemos llegar a entender lo difícil que puede resultar para este colectivo el acceso al mercado laboral. Para ello, podría bastar, simplemente, con mirar a nuestro alrededor. En la empresa en la que trabajas o en la que trabaja alguien cercano, ¿cuántas personas que tienen algún tipo de discapacidad, ya sea sensorial o física, hay contratadas? Posiblemente, en esas empresas este colectivo esté incluido como trabajadores, pero, muy seguramente, sea de una manera insuficiente, pues casi un 30% de personas con diversidad funcional se encuentran en situación de desempleo, siendo esta cifra mayor que la del personal con discapacidad contratado (alrededor del 25%). 


Actualmente, el trato que se da a este colectivo tarta de ser, en mayor o menor medida, igualitario al del resto de personas, ajustándose así al principio de no discriminación del Artículo 14 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. Aun así, el número de contrataciones a este colectivo sigue siendo muy escaso consecuencia, principalmente, del desconocimiento, desinformación y estereotipos que versan sobre ellos: las empresas y sus trabajadores desconocen los tipos de discapacidades, cómo adaptar el puesto de trabajo y todo el entorno laboral en beneficio de estas personas y se considera que este colectivo tienen una menor formación y un mayor absentismo laboral, dando como resultado, por ende, una menor productividad.

La imagen que se tiene sobre este colectivo afecta gravemente en su calidad de vida laboral, pues al considerarse estas personas como menos productivas, sus salarios pueden verse mermados en relación con el resto de trabajadores que realizan la misma actividad. También se ha considerado por diversos empresarios que la contratación de este colectivo puede influir en el ambiente de trabajo y en las relaciones con los compañeros que, a veces, pueden llegar a dar a este colectivo un trato desigual o, al menos, distinto al que darían en el caso de que no tuvieran esa diversidad funcional afectando este comportamiento no solo a su calidad de vida laboral, sino también a su salud psíquica.

Por otro lado, dentro también de la calidad de vida laboral, las empresas son reacias a la contratación de este colectivo por las dificultades y/o la inversión que conlleva la adaptación de la zona de trabajo y del propio puesto a las circunstancias o condiciones inherentes a la discapacidad que presenta el trabajador, especialmente si el trabajador presenta una discapacidad física, pues en las empresas se considera que las personas con discapacidad sensorial están igual de capacitados que las personas sin diversidad funcional, a diferencia de la consideración hacia las personas con discapacidad física. Sin embargo, las personas con discapacidad física son más tenidas en cuenta a la hora de la contratación que a las personas con discapacidad sensorial, pero, una vez contratadas, tienen mayor estabilidad en la empresa las personas con discapacidad sensorial.

Como conclusión, es posible afirmar que cada vez las personas con diversidad funcional están más incluidas en el mundo laboral gracias, entre otras razones, a las iniciativas del Gobierno entre las que destacan las ventajas fiscales y económicas que se otorgan a las empresas por la contratación de este colectivo. Consecuentemente, una gran mayoría de empresas tienen contratadas personas con diversidad funcional. Sin embargo, es posible considerar que, todavía, existe una falta de igualdad de oportunidades en los procesos de contratación. 


(González González, Gutiérrez Barroso, González Herrera, & Márquez Domínguez, 2017)

Para los interesados en leer el artículo entero de la revista ESJ, podéis visitar el siguiente enlace: https://eujournal.org/index.php/esj/article/view/10025/9515

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4 comentarios:

  1. Veo muy necesaria esta entrada porque creo que hoy en día las personas con discapacidad tienen muchísimos más problemas a la hora de encontrar un trabajo y es algo injusto ya que esas personas pueden ser igual de productivas en una empresa u organización, solo habría que otorgarles el puesto correcto.

    Buen trabajo, buen blog y buena entrada.
    Un saludo.

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  2. En primer lugar, ¡gracias por tu comentario, Esther! Estoy completamente de acuerdo contigo; las personas con diversidad funcional son igual de aptas para el desempeño de algunas funciones como cualquier otra, simplemente es necesario adaptar el puesto o los medios a través de los que se desempeña la tarea.
    Afortunadamente, la sociedad y sus valores van avanzando, poco a poco, y cada vez es más fácil el acceso a oportunidades de trabajo para este colectivo, aunque aun queda mucho por hacer para que sea igual haya o no diversidad funcional.

    Un saludo.
    Ana Belén González.

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  3. Un gran artículo, no cabe duda. Las personas con discapacidad tienen mayor dificultad para entrar en el mercado laboral y está situación debería cambiar puesto que todos tenemos derecho a trabajar y todos tenemos unas u otras aptitudes para ocupar puestos. Afortunadamente la situación está cambiando y así es como podemos avanzar hacia una sociedad más igualitaria, libre y sin estigmas!

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    1. ¡Gracias por tu comentario, Raúl! No puedo estar más de acuerdo contigo; todos debemos tener las mismas oportunidades para optar a un puesto de trabajo y no debería haber ningún tipo de discriminación.
      Afortunadamente, como tú mismo has dicho, la sociedad está cambiando y, en relación con este colectivo se debe, en gran medida, a las exigencias y medidas impuestas por el Gobierno de cumplimiento obligatorio para las empresas. Concretamente, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha llevado a cabo dos iniciativas para la inserción de este colectivo en el mundo laboral (empleo ordinario y empleo protegido).
      Pero aun así, las medidas siguen siendo insuficientes. Ojalá pronto dejemos de desear una sociedad igualitaria, libre y sin estigmas, pues implicaría que ese objetivo estaría conseguido.

      Un saludo.
      Ana Belén González.

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