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Es lo que hay

Por Ana Belén González - 28 febrero

“Es lo que hay” es el título del último capítulo de Salvados, de Jordi Évole. Y no tiene este título de casualidad, sino por una razón fundada: es la respuesta que la gran mayoría de las personas entrevistadas dan ante las situaciones a las que les ha llevado la crisis económica y, especialmente, a las condiciones de trabajo que actualmente se ofertan desde las empresas. 


Conforme a la realización de la entrevista, analizaremos la calidad de vida laboral desde varias perspectivas: cómo la enfocan los jóvenes que actualmente estudian y las personas que se encuentran desempleadas y empleadas. En la entrevista, además, aparece una representación de la población inactiva. Si bien son diferentes grupos de personas de distintas edades las que se analizan en el vídeo, todas coinciden en lo mismo: las condiciones en las que actualmente se desarrolla el trabajo solo dan lugar a empleos precarios en los que se trabaja una gran cantidad de horas a cambio de un salario con el que apenas se puede llegar a fin de mes. La CVL ahora es mucho peor a la existente en los años previos a la grave crisis económica y, a pesar de que se indique que estamos en la etapa de recuperación, el poder adquisitivo de los trabajadores sigue siendo muy bajo y no les permite “grandes lujos”, como comprar determinados productos alimenticios.


Los jóvenes estudiantes tenemos, en muchas ocasiones, asociado el estudiar como un “trabajo” que, a veces, desarrollamos en unas condiciones que poco distan de aquellas en las que muchas personas realizan la actividad laboral: estamos sometidos a presión –en ocasiones generada por la situación familiar– y, a veces, nos vemos desmotivados por el poco reconocimiento que una nota supone para nuestro gran esfuerzo. 

El punto de vista de la CVL de este colectivo lo representa en la entrevista un joven que, además de estudiar, trabaja, como muchos otros. Él considera que la situación de crisis se ha normalizado hasta el punto de que las condiciones que se ofertan en los trabajos, poco van a mejorar. Impacta la visión de futuro que tiene y que, por desgracia, es la que muchos viven: la motivación económica es insuficiente para hacer que los trabajadores se sientan satisfechos con su trabajo, que muchas veces es un puesto mediocre y precario (en el horario y salario) y hace que los recién incorporados al mercado salarial vayan desmotivados y acepten todo tipo de condiciones laborales, pues si no lo hace esa persona ya habrá alguien que acepte tal condición.  


Las personas “adultas” (mayores de 30) entrevistadas entienden que la CVL es mucho peor a la que existía anteriormente consecuencia, principalmente, del conformismo con las condiciones de trabajo que estipula el empresario. La situación de la población activa desempleada es tal que se acepta cualquier tipo de trabajo y en cualquier tipo de condición y, aunque, el hecho de trabajar muchas horas y no recibir una remuneración suficiente por ese tiempo sigue siendo uno de los problemas y preocupaciones principales de este colectivo, las reivindicaciones exigiendo unas mejores condiciones e incremento de la calidad de vida laboral son mínimas por el miedo a represalias de los empresarios. 

Los parados de larga duración son, mayoritariamente, personas que pertenecen a este colectivo y, es este hecho y sus consecuencias lo que les incita a desarrollar cualquier tipo de trabajo en el que la motivación personal y salarial, el reconocimiento de la actividad, la posibilidad de conciliar vida familiar y laboral (aspectos de la CVL) brillan por su ausencia. 

Otro de los aspectos que las trabajadoras de esta categoría recalcan como determinante de la depreciación de la CVL es el hecho de que, en algunos trabajadores, a la mujer se les exija unos mayores rendimientos finales en comparación con sus compañeros varones para poder demostrar que son igual de aptas para el desempeño de tal actividad. Este hecho hace que las mujeres, muchas veces, se vean desmotivadas para el ejercicio de determinadas actividades pues, además, el incremento de actividad a realizar casi nunca va unido a un aumento del salario, aun realizando más cantidad de tarea que sus compañeros varones.

La población activa adulta destaca como una consecuencia muy grave del descenso de CVL el poco tiempo libre disponible para poder llevar a cabo una conciliación familiar y laboral. Entienden que, muchas veces, las jornadas de trabajo son muy largas e, incluso, no terminan en el centro de trabajo, sino que requieren de una parte del tiempo libre para poder terminar las tareas haciendo que la relación con los hijos y demás familiares se vea disminuido provocando, a su vez, un descenso de la satisfacción laboral y la motivación. 

Y tú, ¿consideras que la CVL ha disminuido consecuencia de la grave crisis económica de la que hoy en día quedan resquicios? ¿Cómo crees que podrían mejorarse las condiciones laborales que influyen en la CVL?

Si quieres ver la entrevista entera de Jordi Évole, emitida el pasado domingo en La  Sexta, puedes hacerlo visitando el siguiente enlace: 

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