¿Ha supuesto la disminución del desempleo la creación de empleos de calidad o precarios?
Por Ana Belén González - 14 febrero
A principios de enero se hicieron públicos los datos del paro, ofrecidos por la Encuesta de Población Activa (EPA). España cerró el 2017 con una tasa de desempleo del 16,5%, que implica que el número total de ocupados en 2017 ascendió a 18.998.400 personas. Esta disminución de la tasa de desempleo supuso la creación de más empleos; en concreto, este dato lo que indica es que en 2017 hubo 490.300 ocupados más, en relación con el cierre del año anterior.
La cifra del aumento de ocupados, unida a diversas entrevistas donde los nuevos ocupados ponen de manifiesto el tipo de contrato que han celebrado, ha hecho cuestionarse a los sindicatos más representativos, en concreto al sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) y a Comisiones Obreras (CCOO) las palabras de la Ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, quien afirma que los puestos creados son de calidad.
Por su parte, los sindicatos mencionados defienden que los puestos de empleo creados, de los que tanto presume la Ministra, son puestos que originan situaciones de empleo precarias. Ambas asociaciones justifican este descenso de la tasa de paro en las diversas campañas que se han dado, como la campaña de Navidad, donde el consumo de los ciudadanos se ve aumentado y es necesario, para atender todas las demandas, incrementar la plantilla de determinadas empresas (principalmente en el comercio).
El hecho de que los empleos creados implican precariedad también puede justificarse en el tipo de contratación que se ha llevado a cabo, pues el 92% de los contratos celebrados al cierre del año han sido de carácter temporal y un 34% implican, además, jornada parcial.
Que la mayoría de los contratos que se han celebrado sean temporales está indicando es que el aumento de ingresos en esa unidad familiar solamente durará un tiempo determinado, volviéndose a la misma situación de desempleo y disminución de ingresos que existía anteriormente. Además, puede implicar que el trabajador no llegue al periodo mínimo de cotización exigido legalmente (carencia) para poder acceder a la prestación por desempleo produciéndose, tras la finalización del contrato, una vuelta drástica a la situación previa al contrato.
La jornada parcial conlleva una menor retribución, pero en muchos casos las responsabilidades y los objetivos o actividades que tiene que llevar a cabo el trabajador no se corresponden con el salario percibido, suponiendo esto problemas en la calidad de vida laboral, pues el trabajador puede no sentirse suficientemente motivado y puede acumular estrés al no ver recompensado como se esperaría sus esfuerzos.
Este descenso del desempleo, de acuerdo con lo expuesto, puede llevar a pensar que los empleos cada vez son más temporales, pues en diciembre de 2017 solo un 4% de los contratos que se celebraron fueron indefinidos y a tiempo completo. Consecuentemente, más de tres millones de personas siguen buscando un empleo.
Desde los sindicatos se exige al Gobierno que se abra un diálogo social, se refuercen las prestaciones por desempleo (con el fin de que no haya una disminución drástica de ingresos para aquellas personas que, consecuencia de la finalización de su relación laboral, dejan de percibir un salario) y, especialmente, se mejoren las condiciones laborales, que solo han disminuido desde la reforma laboral del año 2012.
Es necesario destacar, por otro lado, que, verdaderamente, quienes han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de la grave crisis económica que azotó y cuyos resquicios siguen latentes en nuestro país, son los trabajadores pues sus salarios se han visto muy poco aumentados en comparación con la subida del PIB y el incremento de beneficios que las empresas han obtenido. Esta falta de aumento de los salarios ha provocado una disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, provocando un aumento, cada vez mayor, de la diferencia entre las personas más ricas (que cada vez lo son más) y las personas más pobres (que cada vez ven aumentada, aún más si cabe, su situación de precariedad).
Y tú, ¿consideras que la mayoría de los trabajos creados en este último año suponen unas condiciones de precariedad para los trabajadores?
(Millán, 2018)
Si quieres saber más sobre las propuestas y la denuncia de los sindicatos ante las afirmaciones de la Ministra, Fátima Báñez, puedes consultar el link de la noticia que ha servido como inspiración de esta publicación.
Muy interesante este post, concierte un tema actual y nos ayuda a saber el tipo de empleos que se estan creando actualmente, me gusta que aportéis datos y gráficas.
ResponderEliminarPienso que las condiciones en ciertos trabajos si son precarias, y que hay muchas empresas que se aprovechan de las necesidades de las personas a las que terminan atrayendo.
¡Gracias por tu comentario, Óscar! Como bien dices, en muchos trabajos las condiciones de precariedad han aumentado, principalmente como consecuencia de la crisis económica que España ha sufrido y, muy especialmente, son las personas recién licenciadas las que sufren muchas veces estas condiciones de precariedad pues aspiran a desarrollar una actividad que corresponde a una categoría profesional inferior a la que verdaderamente les correspondería.
EliminarTristemente las empresas han aprovechado (y siguen aprovechando) la, aun elevada, tasa de paro para ofertar condiciones, en mi opinión, un poco pésimas bajo la condición de "si no lo aceptas, hay mucha más gente en paro dispuesta a aceptarlas".
Un saludo,
Ana Belén González.
Hola, en primer lugar felicitarte por tu entrada y el artículo elegido. No es nada fácil tocar un tema tan actual como muy bien dice el compañero Oscar, y sobre todo, un tema que crea tantas opiniones tan dispares. Yo pienso y opino, que el trabajo en este país en la última década son empleos de pan para hoy y hambre para mañana. Los contratos temporales y parciales ocupan prácticamente toda la lista, lo que conlleva a la inestabilidad económica de las familias, y los riesgos que se generan por la inseguridad e inestabilidad de la falta de duración de los contratos. Los únicos contratos fijos y sueldos vitalicios, son efectivamente los de la ministra Fátima Bañez, está claro que vemos y vivimos mundos algo diferentes.
ResponderEliminarReitero las gracias por tu artículo, ánimo y por la asignatura.
David Gómez
¡Muchas gracias por tu comentario, David! Como apuntas, la precariedad es un tema que origina opiniones muy dispares, pero la gran mayoría de esas opiniones ni difieren mucho unas de otras pues, de una manera u otra hemos sufrido o hemos visto como alguien cercano sufre estas condiciones en el trabajo. Coincido contigo en el hecho de que desde el escaño, con "un sillón fijo" durante cuatro años y una pensión vitalicia (consecuencia de haber sido diputada durante dos legislaciones) es fácil afirmar que la precariedad está casi vencida, pero la realidad apunta otra cosa muy dispar.
EliminarDesgraciadamente, la mayoría de los empleos a los que nos enfrentamos tienen condiciones precarias que, o las aceptas o, como muchos empresarios apuntan, "ya habrá alguien desempleado y desesperado" que las acepte. Y, por desgracia, cuando no tienes otra forma de sobrevivir, aceptas.
De nuevo, gracias por tus comentarios en las diversas publicaciones de este Blog y tus ánimos para que sigamos abordando este tipo de artículos.
Un saludo,
Ana Belén González.