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UBER, un claro ejemplo de dumping social y precariedad laboral

Por Maite Anna Lozano - 20 febrero

Si el mundo fuera perfecto, no habría lugar para esta entrada. Los trapicheos de unos son el jornal de otros.

En los últimos meses la plataforma digital Uber ha sido el foco de atención de muchas discordias y no, no me refiero únicamente a su eterna disputa con el sector del Taxi por motivos competenciales, sino a su árida y vituperada relación con sus trabajadores. 

TecnoMagazine (2016)
Situación jurídico-social

La empresa californiana se ha visto envuelta en diferentes polémicas desde su implantación en los países europeos. Por ello, creo que es importante empezar por enmarcar su situación jurídica actual. El quiz de la cuestión está en su propio modelo de negocio, puesto que Uber se autoconsidera una plataforma de economía colaborativa y se autoproclama como un “servicio de la sociedad de la información”, cuya naturaleza jurídica le brindaría (ojo, querido lector, no utilizo el verbo en su forma condicional en vano) los derechos y privilegios que contiene la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico, entre los cuales es posible destacar el principio de libre prestación de servicios, lo que le eximiría (de nuevo, verbo en condicional para aludir a la utopía de la cuestión) de ciertas responsabilidades, tales como la obtención de autorización y/o licencias para desarrollar su actividad. 

No obstante, este debate ha llegado hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), después de que la Asociación Profesional Élite Taxi de la ciudad de Barcelona interpusiera una demanda ante el Juzgado de lo Mercantil nº3 de Barcelona contra Uber Systems Spain S.L, sociedad vinculada a Uber Technologies Inc. Fue el propio órgano judicial quien decidió remitir el asunto a instancias europeas. 

El ojo del huracán está en que Uber, como plataforma electrónica que es, presta un servicio remunerado de conductores no profesionales (según aclara el TJUE) a personas que desean realizar desplazamientos urbanos, a través de una aplicación para teléfonos inteligentes (es decir, una “App”), sin la emisión de permisos ni licencias administrativas. 

De todo esto, lo que realmente cabe destacar para relacionarlo con el tema que nos ocupa es que la reciente sentencia del TJUE de 20 de diciembre de 2017 ha concluido que el servicio prestado por Uber no se limita a un servicio de intermediación, cuya única labor consistiría en poner en contacto al conductor con el cliente, sino que su función como intermediario forma parte de todo el servicio que ofrecen, cuyo elemento principal es una prestación de transporte de viajeros y, por lo tanto, no responde a la calificación de “servicio de la sociedad de la información”, sino a la de “servicio en el ámbito de los transportes”, por lo que tiene que cumplir las normas del sector. 

Incido en la calificación jurídica definitiva porque de ahí se desprenden las verdaderas obligaciones y responsabilidades que tiene la plataforma para con sus trabajadores y condiciones de trabajo. 

¿Son adecuadas las condiciones laborales de las nuevas plataformas digitales de movilidad?

Como usted mismo ha podido comprobar, querido lector, estamos ante un verdadero caso de ingeniería jurídica, donde los ingenieros (entiéndase como tal, los cargos de responsabilidad en la empresa) utilizan la ley como un conducto para diseñar su propio proyecto. Se ha podido acreditar que su mayor herramienta consiste en “jugar al despiste”, puesto que actúan bajo el uso de diferentes nombres comerciales y forman grupos empresariales mediante diversas sociedades (Maxi Movility Spain S.L, Yirmi S.L, Vector S.L o Gestassi S.L). Pues, para su sorpresa (porque era imposible de deducir, ¿verdad?), utilizan la misma táctica para dotar de legalidad los actos fraudulentos que realizan en el ámbito laboral. 

La seguridad y las garantías de los derechos de los usuarios son los ejes sobre los que gira la calidad de los servicios de transporte, por tanto, la situación laboral del conductor es uno de los elementos esenciales para ofrecer un servicio de calidad. Por esta regla de tres, garantizar las condiciones de trabajo adecuadas implica un mayor rendimiento y una mayor satisfacción, tanto para el trabajador como para el cliente.

Si bien parece una fórmula sencilla, la realidad es que los conductores de las plataformas como Uber están siendo objeto de la precariedad laboral y dumping social. Los conductores de plataformas como Uber se encuentran en una indiscutible situación de dependencia de las mismas. 

Las multinacionales actúan con un control imperante sobre sus trabajadores, en la medida en que limitan y determinan el precio del servicio, como vestimenta exigen ir en traje, requieren un determinado modelo y color de coche. Es más, sus conductores están constantemente localizados, controlan el número de clientes que atienden diariamente, el tiempo y el número de paradas que realizan. 

Hasta cierto punto, estos últimos extremos podrían tener sentido y entrar dentro de la normalidad si no fuera porque la realidad muestra que no son más que técnicas para aparentar una situación de legalidad, tal y como adelantaba. Los hechos demuestran que existe un alto índice de despidos en periodo de prueba; que hay un alto número de despidos “por falta de productividad” que finalmente son declarados improcedentes en instancia judicial; que se realizan turnos de 12 horas con 2 días rotatorios de descanso, cuya franja horaria queda (in)justificada en concepto de “horas extras” y que la vestimenta requerida, lejos de poder ser considerada un uniforme, corre a cargo de los propios trabajadores.

Los trabajadores de Uber son conscientes de la presión y fuerza psicológica que ejerce la plataforma sobre ellos. Siguiendo la tendencia de muchas personas de ponerse pequeñas metas en su desarrollo laboral, desde la plataforma digital se envían alertas para avisar de que el conductor en cuestión está cerca de cumplir un objetivo con el fin de incitar al trabajador a que continúe en su puesto de trabajo y se (sobre)esfuerce por aumentar las ganancias.

Otra de las tácticas que se han dado a conocer por ejercer presión en el prestatario del servicio es que una vez transcurridos más de 30 minutos sin realizar un servicio, se computa como tiempo de descanso, ya sea teniendo el vehículo en movimiento o parado, hecho que se controla a través de algoritmos calculados por GPS. Asimismo, se exige llegar a un número mínimo de servicios, pero la demanda se distribuye desde la plataforma electrónica, hecho que hace suscitar la duda de si son realmente justos y equitativos con el reparto o, si por el contrario, actúan conforme a sus intereses.

A pesar de que Uber se esfuerza por dar una imagen impecable y un servicio intachable, tiene fama de ofrecer puestos de trabajo muy accesibles y de ser un medio por el cual conseguir dinero fácil, puesto que no se requiere ninguna formación específica, salvo estar en posesión del carnet de conducir. Con todo ello, la plataforma únicamente destina aproximadamente 6 horas de formación para los nuevos (y volátiles) trabajadores. Por tanto, es frecuente que desempleados y estudiantes acudan a esta forma de trabajo atraídos por una oportunidad de empleo, pero lo cierto es que la plataforma se queda, al menos, con el 20% de los beneficios obtenidos por los conductores.


Estas situaciones irregulares generan una grave inseguridad y desprotección a los prestatarios del servicio. Sin ir más lejos, está en curso una Inspección de Trabajo por todos estos motivos. 

Tal vez estamos presenciando una era de cambio en muchos de los sectores tradicionales que conocíamos hasta el momento, ¿es Uber una muestra de la precariedad laboral del futuro? ¿O simplemente es que no hemos aprendido a gestionarlo?. A mi juicio, las plataformas digitales de movilidad tienen futuro y lugar en nuestra sociedad, aunque queda mucho por regular y mejorar. Concretamente, hay una imperiosa necesidad de erradicar la baja calidad de la vida laboral de los trabajadores.

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2 comentarios:

  1. Hola Maite, me ha parecido muy interesante tu entrada ya que he descubierto muchas cosas acerca del servicio de uber que desconocía como todas esas irregularidades o que estén los trabajadores tan controlados como escribes, creo de verdad que deberían de investigar la empresa y controlar sus condiciones sobretodo por él bien de sus trabajadores así como el de sus clientes.

    Un saludo,
    Marta

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    1. ¡Hola, Marta!

      De antemano, muchas gracias por leernos y dejarnos tu enriquecedor comentario.

      La verdad es que es una pena que empresas con tanto renombre y con presencia en tantos países se aprovechen de las circunstancias de sus trabajadores de esta manera.

      Entiendo que como entidad están teniendo muchos problemas con el sector del Taxi porque éstos les están impidiendo desarrollar su actividad con normalidad, pero ello no justifica el trato con sus trabajadores.

      Indudablemente, los trabajadores de este tipo de plataformas se encuentran en una situación realmente desfavorecedora, porque soportan gran presión psicológica por parte de sus superiores, según cuentan ex-conductores de Uber en base a su experiencia personal.

      Las plataformas digitales como ésta, puede que sean el futuro, pero ahora mismo falta regulación para evitar que se invada la intimidad de los trabajadores. En este sentido, te invito a leer el artículo de Natalia Rodriguez, coautora de este Blog, donde se habla de las pulseras que pretende implantar Amazon para sus trabajadores:

      https://18gp06calidaddevidalaboral.blogspot.com.es/2018/02/amazon-y-las-pulseras-de-la.html

      De nuevo, gracias por escribirnos. No dejes de pasarte!!

      Un saludo,
      Maite.

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